Aprovecho cada acontecimiento, en
los cumpleaños por ejemplo, para escribir lo que nuestra Marujita y Quimecito
esculpieron como legado para las demás generaciones.

Hoy, en el cumpleaños de
Claudy, voy a comentar sobre: “
La tradición
artística de la familia Cortez Honorio.”
Los de la segunda generación no hemos
recogido información, quizás el desarraigo no nos permitió conocer, solo
sabemos del hermano del Quimecito que fue un gran músico, y que dejó el arte
engarzado en sus hijos (más conocido, por la Marujita, como el judío errante). También
sabemos de unos primos de Namora, grandes músicos.
Ya puede decirse que el arte
profesional, en la familia Cortez, es parte de nuestra tradición familiar. Son
ya varios los artistas, si no me equivoco, uno en cada familia. En la segunda
generación, dos artistas plásticos profesionales: Taly-Calýn; en la tercera,
Gabriel con sus manifestaciones, además, musicales y escénicas…. Esta tercera
generación de la familia tiene además, lo suyo: la danza en los Pérez Cortez, Clàudia;
en los Acosta Cortez, Andreita …
Para muestra basta algunos botones:
¿Quieres saber qué le aporta el
yoga a un bailarín?, pregunten a nuestra
Claudia
Pérez Cortez.
Posiblemente nos dirá: “
Un bailarín no usa
todo su cuerpo de forma regular debido a los movimientos repetitivos. El Yoga
consigue encontrar el equilibrio y fortalecerlo de forma equitativa”.
La fusión de
técnicas hace que nuestro conocimiento sea mayor y que perfeccionemos así un
acto tan importante como es escuchar y unir el cuerpo y la mente, que en el
caso del bailarín, es tan vital y necesario.
Son muchos los bailarines que
incorporan el
Yoga como
parte de su entrenamiento diario. Los beneficios que les aporta su práctica les
ayuda a llevar a cabo de una forma más orgánica su trabajo con el cuerpo y así
cuidarlo y respetarlo.
Una combinación perfecta.
Sigue con esa misión mi querida
Claudy. Sé que ya lo estás haciendo con tu niña –te está pisando los talones.